No pasé tiempo decorar habitaciones de mi propio hijo durante su infancia. Esperé hasta que estuvieron lo suficientemente mayor como para decirme cómo les gustaría que la habitación para mirar, que no funcionaba demasiado bien sea porque mis dos hijos compartían una habitación. De hecho, yo le hice caso a sus consejos. El seis años quería paredes de color rojo brillante con los colores de su club de fútbol favorito. Al lado de su cama había una pared de color rojo muy brillante. Los once años quería una pared de color naranja y posters de jugadores de la NBA (Utah Jazz, creo).
Recibió un color naranja-murales y carteles fotos. White era el color original de las dos paredes que quedan. Mis hijos estaban encantados de que ellos no estaban avergonzados cuando sus amigos vinieron, sin embargo, me sentí como si fuera la peor habitación que jamás había visto en mi vida.