A menudo son estos inicial, aplastando aguas que hacen más daño, no las olas gigantes que siempre siguen a ellos, como fue evidente en todo el horrible imágenes de hechos ocurridos como el reciente tsunami japonés arrastrado tierra adentro.
La investigación sobre las causas de estas olas gigantes, y los intentos de realizar un seguimiento de la formación de ellos ha aumentado considerablemente en los últimos doscientos años, los océanos mundiales en estos días monitoreados por los centros de detección de tsunamis y de prevención, como el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico con sede en Honolulu, Hawaii .
Dirigido por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, y establecer de nuevo en 1949, la serie de monitores de tsunami entregan datos oceanográficos y sísmicos para todos los días, la transferencia de información a otras emisoras por vía satélite, responsables de detectar y predecir cualquier acercarse a los tsunamis en todo el océano sobre Pacific
técnicas y materiales de construcción tienen, por suerte, llegar a ser mucho mejor desarrollados para ayudar en la protección de tsunami durante el siglo pasado.
La costa oeste de Japón está equipado con diques a gran escala, las barreras de aguas profundas artificiales, y más, Japón es el mejor país preparado en la tierra para este tipo de catástrofes, pero algo en la escala de la reciente catástrofe nunca pudo ser planeado para, a decir verdad.
El tsunami del Océano Índico de 2004 reclamó un total de 200.
000 vidas, y puede ser visto por algunos como mucho más catastrófico que el sufrido por Japón, pero la cruda verdad es que, no importa cuán así que pensamos han preparado nuestras defensas de antelación, la naturaleza es simplemente demasiado fuerte, que se celebrará en la bahía, cuando ejerce su furia en una escala tan gigantesca y destructiva como lo hace cada vez que un terremoto rompe el fondo del mar.
Los tsunamis son, sin lugar a dudas, la fuerza más destructiva humanidad natural, está obligado a cara, y si no desarrollamos tecnología que nos permitirá, finalmente, predecir con exactitud cuándo y dónde eventos sísmicos grandes van a ocurrir, la humanidad estará siempre a la merced de un fenómeno natural que no puede ser conten