Como padre, la parte más difícil en la crianza y la crianza de un niño es la aplicación de la disciplina y el castigo. A menudo recordamos cómo nos impuesta con la disciplina y el castigo en nuestros propios años de crecimiento. De hecho, preferimos modificar los métodos utilizados por nuestros padres con la esperanza de que nuestros hijos van a resultar menos rebelde que nosotros. Sin embargo, como nosotros mismos nos convertimos en padres, no teníamos más remedio que seguir las mismas reglas de disciplina y castigo.
Sin embargo, la cuestión de la imposición de la disciplina y el castigo no es acerca de los métodos de usar, pero más en la forma en que aplicar estos métodos. No podemos esperar que la disciplina de un niño que ve a su hermano que se deje fuera de sus faltas, sólo porque las últimas tarifas mejores en la escuela o nos ha dado más honores. Si uno de nuestros hijos es enfermo y no puede ser impuesta con disciplina y castigo, es igualmente corresponde a nosotros como padres para explicar a los otros niños por qué esto es así.
Con el fin de analizar por qué nuestros niños parecen manifestar una conducta desafiante con nuestras reglas de disciplina y castigo, debemos recordar nuestras propias razones por las que también se manifestó el mismo tipo de comportamiento cuando éramos esa edad. La mayor parte era la necesidad de ser reconocido como una persona confiable y digno de confianza. Por lo tanto, si nos quedamos atrapados traicionar la confianza, la disciplina de nuestros padres y el castigo llegó con más fuerza en nosotros.
La confianza es la cuestión, por lo tanto, debemos dar a nuestros hijos la oportunidad de probarse a sí mismos y cómo comportarse, incluso sin que nos rodea para velar por ellos. De hecho, usted será capaz de obtener retroalimentación de los profesores, vecinos y amigos de nuestros hijos. En algunos casos, los padres de nuestros niños también pueden ponerse en contacto con nosotros, como su forma de confirmar que sus hijos no es para nada mal acompañado.
Si tenemos que hacer valer nuestras amenazas para imponer disciplina y castigo, debemos hacerlo sin dudarlo porque también se están probando en nuestra determinación. No obstante, si nuestros hijos están acostumbrados a la forma en que llevamos a cabo nuestras amenazas, incluso en sus años de crecimiento, ellos sabrán con certeza que en realidad queremos decir lo que decimos. Por lo tanto, a medida que crecen, que sería difícil para