Hay momentos como una madre cuando me pregunto si estoy haciendo todo mal y una vez más, hay veces en que todo parece caer milagrosamente en su lugar y me permitirá ser testigo de los resultados de haber hecho algo bien.
En los últimos tres años mi hijo y yo hemos vivido un estilo de vida poco convencional. Hemos pasado la gran mayoría de los que viaja. He tratado de construir en la medida en la normalidad como pude y, al mismo tiempo, aprovechar al máximo los Opportunties que nos fueron presentados para ayudar a enseñarle lecciones importantes de la vida de primera mano.
Ayer ya que fuimos a la tienda de comestibles al otro lado de la ciudad después de la escuela, empezó a hablarme de su día y compartió el siguiente incidente.
Steve sienta detrás de mi hijo en su clase de ciencias. Desde el primer día de clases los dos de ellos han estado en desacuerdo. En el centro de su annoymosity es la insistencia de Steve en proferir insultos racistas contra una amplia gama de las minorías étnicas y escuchar música que hace lo mismo.
Ayer por la tarde las cosas llegaron a un punto.
Como su madre es propenso a hacer de vez en cuando, Tim había tenido suficiente.
"Eso es racista" a mi hijo le dijo sin rodeos como Steve jugó otra canción ofensiva en su iPod.
"Yo sé" Steve respondió con un encogimiento de hombros, y luego volvió a su trabajo.
Mi hijo se ha planteado para honrar y celebrar la diversidad en todas las facetas de la vida y como su madre me he asegurado de que se le ha enseñado el valor de la empatía y la compasión y que están destinados a ser se entiende que se concederá a todos por igual, independientemente de cualquier denominador social.
El año pasado me acompañó mientras yo visitaba Memphis durante un viaje de negocios. Durante una tarde lenta que hicimos un poco de turismo. Exploramos Beale Street, en la transparencia de la luz del día y viajamos por el infame Sun Studios con el punto culminante clara es la oportunidad de posar con y cantar en el micrófono que Elvis usó para grabar con.
Pero había algo más que quería compartir con él ese día - El Museo Nacional de Derechos Civiles. Ambos teníamos ni idea de qué esperar realmente cuando fuimos por dentro, pero nos inmediatamente llama la atención dos cosas.
La atmósfera reverente del edificio anodino y su ubicación, y el más significativo el hecho de que mientras hacían la cola se puso de manifiesto que, por primera ve