Las infecciones pueden ser adquiridas por el contacto directo con la materia fecal que contiene los parásitos, así como de alimentos y agua contaminados. Los síntomas pueden ser intermitente o continuo e incluyen heces malolientes que pueden contener moco, pérdida de apetito y pérdida de peso. Su veterinario debe realizar exámenes fecales mediante procedimientos diseñados para revelar este tipo de parásito. Una vez establecido el diagnóstico, el tratamiento específico disponible.