El castigo debe ser proporcional al delito. En vista de esto, la naturaleza del delito y la culpabilidad del delincuente deben ser tomados en consideración. Los niños no deben ser juzgados como adultos o será medida con penas más leves que la de los adultos debido a que su culpabilidad no es igual a la de los adultos, incluso si el delito es similar.
En Roper v.
Simmons en 2005, tribunal falló que la ejecución de delincuentes menores de edad era inconstitucional porque los niños son menos culpables, con tendencia a actitudes inmaduras e irresponsables y son fácilmente influenciados por presiones externas.