Después de 2 años y medio y múltiples ofertas de declaración de culpabilidad, el asunto se resolvería más sucintamente por juicio con jurado con mi inocencia afirmó. Con anterioridad a la resolución de esa cuestión, en el otoño de 2005, en el 01 de noviembre a las 2, yo estaba disfrutando de las fiestas de Navidad con dos amigos cuando tres hombres caucásicos sacaron a un semáforo cerca de nuestro coche aparcado y comenzaron a gritar insultos raciales. Cuando un miembro de mi grupo respondió, los hombres estacionados y se acercaron a nosotros; una con una llave de gran tamaño en la mano.
Por algún milagro, nos las arreglamos para evitar un altercado físico entonces, pero encontramos el mismo grupo de nuevo más tarde, a pocas cuadras de distancia. Nuestras partes intercambiaron insultos, momentáneamente, antes de que una patrulla de la policía, se acerca de lejos, nos obligaron a reanudar nuestra ninguno supuesto, el peor para el desgaste. Para no ser disuadido, el crucero siguió mi partido hasta que un oficial, una señora por el nombre de Jacquelyn Richardson, saltó y exigió a los tres de nosotros para sentarse en la acera.
Me cortésmente le expliqué que si bien estaremos encantados de responder a cualquiera de sus preguntas, no estaríamos inclinados a sentarse por el bien de él que es empapado, pero lo más importante para el bien de nuestra dignidad como habíamos hecho nada para justificar su subordinación. Antes de que pudiera terminar la frase, ella respondió agarrando mi brazo, un acto que más tarde calificaría como un arresto intentado. Como exigí una explicación, otro oficial, con el nombre de David Boroschik, se me acercó por detrás y comenzó a ahorcarme.
Antes de darme cuenta, yo sería el cuerpo cerrado de golpe y casi sofocada, chillando desesperadamente transeúntes para presenciar el evento. Para acentuar mi humillación, Oficial Richardson dirigido una botella de maza mientras yacía indefenso y amenazó a uno de mis amigos con la misma suerte que é