Si bien es razonable creer que las leyes físicas determinan los movimientos y la colocación de los átomos, también es una creencia común de que hacemos las cosas de nuestra propia voluntad. Por estas creencias tanto para ser cierto, sin embargo, hay que buscar un denominador común.
Por un lado, se cree que las leyes físicas gobiernan los movimientos y la colocación del átomo, y para que esto ocurra, una específica situación debe llamar a los átomos a reorganizarse en una forma particular.
Por el contrario, cuando los seres humanos toman la decisión de hacer algo como matar una raqueta de tenis, por ejemplo, lo hacen porque eligen; por lo tanto, los átomos se reorganizan en la forma que estipulamos (Moore & Bruder, sf).
Hasta ahora, un denominador común entre las dos creencias no es inmediatamente obvio, a menos que especular acerca de lo que gobierna a sí misma ley física. Si uno hizo la suposición de que el pensamiento es la fuerza impulsora detrás de esta ley, entonces ambas creencias son válidas porque se hace necesario para el otro que se produzca.
No hay ningún argumento sólido siempre, de por qué una creencia es preferible al otro; tal vez esto se debe a que cada escenario apela únicamente a nuestra capacidad para el sentido común. Por desgracia, cuando algo requiere poca o ninguna explicación o prueba a ser pensado como cierto, no hay nada para distinguir una creencia del otro. Además, una creencia podría considerarse opinión subjetiva y no un hecho real.
Si la creencia en el libre albedrío debe ser pensado de opinión subjetiva, esto significa que no es verdad para todo el mundo, que también lleva a la conclusión de que no es correcto en el primer lugar.
Individualmente, cada creencia tiene su propio mérito. Sin embargo, cuando se enfrentan entre sí, ambas creencias son incorrectas porque son absolutamente contradictorias. Puntos de vista opuestos no pueden ser ambas correctas. Sólo la presencia de un factor común, en este caso, el pensamiento, puede hacer que ambas creencias cierto.
Con la ausencia de pruebas concretas, hay debilidad considerable para ambas creencias si uno tuviera que excluir la apelación al sentido común. Mientras que la evidencia científica relativa a los movimientos de los átomos no existir, no ha sido utilizado como apoyo a la creencia afirmó. Del mismo modo, el libre albedrío y los pensamientos que podemos conjurar se dice que influir en la materia a través de la vibración, p