Un estudio británico siguió a 400.000 cirugías de reemplazo de cadera realizadas entre 2003 y 2010 y encontró que dentro de cinco años hasta un 6% de los implantes de metal sobre metal sufrió fallo completo.
Esto significa que el implante de metal sobre metal ha terminado veces más probabilidades de fracasar que un implante de cerámica o plástico de dos años y medio. A pesar de que los cirujanos ortopédicos toman múltiples precauciones durante la cirugía con el fin de reducir al mínimo el desgaste entre la bola y el zócalo, es imposible evitar este tipo de fricción por completo. Diferentes receptores del implante de metal sobre metal reaccionarán a las partículas de metal en formas completamente diferentes, y los médicos no pueden predecir qué se producen reacciones y qué tan severos serán.