Érase una vez en la Oficina
Érase una vez, había un chico nuevo en la oficina. Fue presentado a los miembros de la oficina y rápidamente se olvidó de sus nombres. Ellos pensaban que el nuevo hombre sólo tenía demasiado que recordar acerca de sus nuevas responsabilidades de trabajo para tomar el tiempo para recordar nombres. También pensaban que eso estaba bien porque todos habían estado en esa situación antes y que tendrían mucho tiempo para llegar a conocerlos ya que aclimatarse a su nueva posición.
El aprendió los fundamentos de su nuevo trabajo en tan sólo unos pocos meses y poco a poco se convirtió en cómodo con las responsabilidades adicionales que eran parte del trabajo. Hizo preguntas de su supervisor y gerente cuando no estaba seguro de qué dirección debería tomar.
El nuevo chico comenzó a sentir la estructura organizativa de la empresa y descubrió donde su ajuste posición en esa estructura.
Él estaba feliz de ver que su sueldo era muy por encima de un buen número de otros en la compañía y aunque el nuevo tipo tenía muy poca experiencia en su nuevo cargo que comenzó el tratamiento de los trabajadores asalariados menores como sus propios súbditos, personales. El nuevo tipo fuera clasificado los otros y esto hizo que el chico nuevo muy feliz!
Él comenzó a tratar de ordenar a los trabajadores "menor rango" alrededor. Lanzó tareas a ellos insistiendo en que lo hacen esas tareas sin duda.
Podría haber pedido ayuda en la realización de una tarea, sino que ordenó a sus "subordinados" para llegar a ella y lograr que se haga ahora!
Como usted puede imaginar, este enfoque no garner ninguna buena voluntad del nuevo tipo de compañeros de trabajo y, ciertamente, no obtuvieron los resultados que el nuevo tipo quería. El nuevo chico terminó cansado y desgastado. Quería lograr algo y quería ser capaz de "tomar el crédito" para conseguir que se haga "por sí mismo".
Por desgracia, el nuevo chico descubrió que cuando estás a sólo "mirando hacia fuera para el número uno" usted está definitivamente va a terminar, el cuello, en el "número dos". Él no puede aprender de su experiencia, pero nosotros sí.