El adolescente que se odiaba a sí mismo por tener espinillas en su cara se convertirá en el adulto que odia a sí mismo por ser un poco de sobrepeso o no hacer tanto dinero como algunos compañeros de trabajo.
La sensación de incomodidad y vergüenza con uno mismo no siempre desaparecen con el tiempo. A veces sólo se encuentra un nuevo problema para actuar como su fuente de energía. Este es el efecto duradero del acné: una auto-imagen pobre, la falta de confianza y una sensación de estar en desventaja cuando se compara a sí mismo a otras personas.
Estos estados de ánimo y las mentalidades pueden arruinar la vida social de nadie y muchas veces también en el camino de desarrollo profesional. Desafortunadamente, el acné no es sólo superficial.