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Un entrenamiento ideal, no sólo en términos de la pérdida de peso, sino también como medio para lograr la condición física óptima, es uno donde los ejercicios de los dos tipos generales (aerobios y anaerobios) se incorporan en una sola rutina de ejercicios o alternan entre diferentes sesiones de entrenamiento. Por ejemplo, se podría entrenar con pesas tres veces a la semana en un horario de lunes a miércoles a viernes, y participar en una rutina de aeróbicos (correr, trotar, nadar) todos los martes y jueves.
Esto se traduce en la quema constante de calorías que conducen a la pérdida de peso.